sábado, 2 de enero de 2010

Al calor de una guitarra

Adentrarme en la niebla
que oculta la luz cansada
y enfrentarme al guerrero
que asoló mi madrugada.

Batirme en juicio divino
con la sombra del vacío
de este llanto, de esta hiel,
de este fuego, de este frío.

Buscarte para besar
el pozo de tu mirada
y arremolinarte el alma
al calor de una guitarra.

Canta, grita, zapatea,
enturbia mi noche amarga
que no quiero que la luna
use de espejo mi cara,
que no quiero que se ría
de este amago de esperanza
diciendo que soy el fin
de la última mañana.

Llora, calla, bate palmas
que llega la luz del alba
y si me pierdo en la niebla,
en ésa que todo lo acaba,
me guiaré por el son
del calor de una guitarra
para encontrarte y besar
el pozo de tu mirada.

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